Y sigo con políticos y este personaje lo es, porque político es todo aquel que se dedica a la política, y no por como ejerce esta profesión de la que dicen ha de ser de origen vocacional. Es el “PERDEDOR” López Obrador, mejor dicho es el “MAL PERDEDOR” de las últimas elecciones mexicanas. Mis últimos posts vienen hablando sobre “mi buena opinión sobre la clase política” y de veras intento olvidarme de ellos, pero es que sinceramente creo que son las personas más ridículas y esperpénticas que habitan sobre la superficie terráquea, siempre hay una nueva noticia en la que su estúpido comportamiento nos deja alucinados. En el caso del “Pegelagarto” que así es conocido en esa hermosa tierra que es México, es constante. Es decir, en la mayoría de políticos hay un goteo continuo de imbecilidad, en su caso no es un goteo, es un auténtico chorreo, un manantial de comportamientos incomprensibles rallantes en la locura que afortunadamente para sus conciudadanos cada día tienen menos repercusión en la vida pública de su país. Los mexicanos han llegado a un punto en que esperan sus nuevas “actuaciones” como esperarían el número del payaso en una función de circo. Solo les queda la carcajada ante este personaje, después de llevar al país a un punto de inestabilidad política, económica y social como no se recordaba hacia muchos años tras las elecciones, no reconociendo su derrota y pataleando políticamente hasta convertir el escenario político de su país en una feria del peor gusto. El otro día me enteré que se iba a autoproclamar presidente de la república el día 20 de noviembre, nada mas y nada menos que en el día de la Revolución de México, un hecho supongo que simbólico y sin mas trascendencia que el convocar a un enorme número de seguidores y de nuevo con ello paralizar la vida cotidiana del Distrito Federal. Un acto nuevamente de estupidez meridiana, o de paranoia o de las dos cosas, para mi que las dos cosas. Obrador es un loco estúpido, un charlatán como abundan desafortunadamente en el continente latinoamericano, debe haber algún libro de esos del todo a cien para estos tipos, un libro que habla de cómo comerle el coco a las clases menos formadas de las sociedades, de cómo comprar sus votos y como auparse hasta el poder. Y es que todos estos tipejos tienen el mismo discursillo “demode” que habla de revolución e insurrección de una manera poco real, lenguaje populachero y chabacano al servicio de un voto sin criterio. Algún día hablaré sobre el valor de los votos en unas elecciones, yo me formulo una pregunta ¿Un hombre, un voto? Quiero suponer que esto es lo justo, pero no lo tengo tan claro... A Dios gracias en México no ha tenido éxito, y no ha seguido los pasos de los Evo Morales, Chávez y demás, afortunadamente este gran país no tiene como presidente un vendedor de “crecepelos mágico” tiene un tal Calderón del que seguro hablaré en otro momento, de momento no le ha dado tiempo, permitanme la expresión “a cagarla” pero seguro que en su legislatura habrá oportunidad y es que como digo al fin y al cabo es un político.
Hasta ahora no había dedicado ningún post, en este caso quiero dedicárselo a dos maravillosas personas, Blanca y Eduardo. Y por consiguiente a toda la familia Méndez Torres, por ser como son, por acogerme entre ellos como si nos conociéramos de toda la vida y por enseñarme tantas cosas en tan poco tiempo de vuestro lindo país que es México.